Acoso sexual y universidad Realidad, debates y experiencias en el Ecuador

En Ecuador, el acoso sexual universitario fue un tema silenciado hasta 2015, cuando movimientos estudiantiles y feministas de Trabajo Social de una universidad pública lo sacaron a la luz. Los medios amplificaron estas denuncias, especialmente en Quito (Bravo, 2016a, 2016b; Pacheco, 2016a, 2016b). Al mismo tiempo, el movimiento #MeToo y otras denuncias globales contra la violencia machista ganaban fuerza. Esto generó una reflexión sobre el acoso sexual en el contexto ecuatoriano.

Antes de este momento, la investigación sobre acoso sexual en instituciones educativas era limitada. Algunos estudios, como el de Cordero y Maira (2001), lo consideraban una base para construir identidades de género desiguales. Sigal y sus colaboradoras (2005) notaron que no se percibía como una práctica ofensiva, mientras que Crespo (2010) concluyó que era un tema desconocido para los estudiantes.

Tras la visibilización del problema, se intensificaron las investigaciones en facultades específicas (Bosch, 2018; Álvarez Castañeda, 2018; Arias y López, 2018; Martínez, 2016). A partir de 2017, investigadores de universidades ecuatorianas se unieron para estimar la prevalencia a nivel nacional, dando origen en 2019 a la Red Interuniversitaria de Investigación Feminista sobre el Acoso Sexual (REDIFEM), buscando proporcionar datos confiables para políticas institucionales de prevención y atención.

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